¿Cómo comienzo a practicar la meditación? 

Puedes elegir la postura que te resulte más confortable, acostado o sentado, los ojos puedes tenerlos abiertos o cerrados, pero es muy importante tener en cuenta que, aunque sea en una silla o cojín, la espalda, el cuello y la cabeza deben estar en la misma vertical, los hombros deben estar relajados y las manos en una postura cómoda. Una vez en la postura elegida se trata de prestar atención a un aspecto concreto de la experiencia como podría ser la respiración, los sonidos del exterior, los pensamientos y emociones que pasan por nuestra mente, aunque la práctica más elemental es la atención a nuestra respiración, en este caso y como recomendación para principiantes, dirigimos nuestra atención a la respiración, sintiendo cómo entra y cómo sale el aire. Permaneciendo en el presente, instante tras instante y respiración tras respiración.

Mientras observamos las sensaciones de la entrada del aire y de la salida del aire, poniendo el foco en el pecho, el abdomen o en las fosas nasales, notaremos cómo a los pocos minutos nuestra atención se aleja del foco de la respiración. Esto se debe a que la mente se distrae, ya sea por los pensamientos, incomodidad del cuerpo, o cualquier otra causa.

Cuando descubrimos que nuestra atención se ha ido a otro lado, lo dejamos ir y dirigimos de nuevo con amabilidad la atención a nuestra respiración. De esta forma entrenamos a la mente a ser amable, menos reactiva, nos fortalecemos interiormente, produciéndose un entrenamiento de la mente que consolida y profundiza en nuestra concentración.