
”Si creces siendo capaz de hablar de cómo te sientes, terminarás siendo feliz”.
Con esta premisa, se están creando multitud de programas en el mundo con el objetivo de averiguar qué se puede hacer para ayudar a la juventud.
¿Crees que tus hijos podrían beneficiarse de una clase de atención o meditación?
Les pongo un ejemplo: en muchas escuelas, en algún momento del día se escucha una campanilla, y todos los alumnos paran y se dedican a entrenar su capacidad de concentración y de atención plena, es decir, hacen Mindfulness.
Con esta práctica consiguen contrarrestar el ruido ambiental que les produce el continuo bombardeo de las redes sociales, aprenden a parar y chequear su estado emocional.
Numerosos estudios científicos demuestran que, los niños que han tenido la oportunidad de asistir a programas de aprendizaje socio emocional en la escuela, frente a los que no han tenido la oportunidad de asistir, muestran mejores habilidades sociales y emocionales, un comportamiento más saludable, una mejor actitud en clase y un mejor rendimiento académico. Durlak et al (2011)
Mindfulness incrementa el bienestar físico y mental de niños y adolescentes, facilitando la adquisición de habilidades para ser capaz de:
- Prestar atención
- Gestionar el estrés y las emociones y pensamientos complicados
- Ser amable con uno mismo y con los demás
- Saber quién es uno para poder responder libremente más allá de las presiones sociales
- Mejorar la autoestima
- Adquirir mayor conciencia corporal